Los Idus de Monsanto



Hoc Voluerunt (Ellos lo quisieron)

Cayo Julio Cesar en el año 45 a.n.e. lo dijo después de la batalla de Munda, “Hoc voluerunt”. Era la última confrontación que tendría Cesar contra los pompeyanos, según cuenta Apiano, Cesar agregó: “siempre he luchado por la victoria, pero esta vez también lo hice por salvar mi vida”; tan sangrienta y terrible había sido para ambos bandos. Un año después, el 15 de marzo del 44 a.n.e., el que era dueño y señor del Mediterráneo caía a los pies de la estatua de Pompeyo, cubierto con su toga y 23 puñaladas de sus asesinos.

Pocos quedamos como rebeldes reconocidos, nos llaman Los Idus, por alguna insana manera de interpretar la historia. 
No tenemos comunicación entre nosotros, algunos nos hemos encontrado cara a cara y sabemos cómo somos en persona, otros son más supuestos que ciertos.
Todos somos Los Idus.
“Ellos” nos conquistaron como especie, no hubo guerra ni confrontación, más que la que oponemos Los Idus esporádica y débilmente; no hay consciencia de su manipulación, por ello que la misma población nos detesta, somos sus enemigos mortales, los que desean volver al pasado; nos definen de retrógrados.
Cuando se suponía que las amenazas de conflagración generalizada se harían realidad, se hicieron visibles y prometieron una paz que todos ansiábamos, con un sistema de bienestar equitativo y con las garantías de una permanente evolución en libertad. 
Demasiado utópico para esta especie beligerante y altiva, sin embargo los recortes de las autodeterminaciones humanas les abrieron gozosas las puertas sin medir el precio ni las consecuencias.
Fue una estrategia limpia y quirúrgica; tomaron las necesidades del ser humano y las modificaron de tal manera que nadie lo advirtió, solo unos cuantos que pensábamos libremente lo percibimos.
Recuerdo que el primer signo de la conquista fue un sutil cambio en las artes. La música fue dejando su lado panfletario y reivindicativo de algunos sectores; los escritores giraron sus desprecios y denuncias sociales, hacia una visión globalizada de bienestar y loas al camino emprendido por la sociedad; los de artes visuales fueron moderando sus obras hasta que solo se veía lo excelso de la vida en la nueva sociedad; misteriosamente los que expresaban su disconformidad inicial, fueron silenciados con premios y alabanzas desmedidas; no hubo una fuerza opositora evidente, ni presente con coacciones ni restricciones violentas, solo la leve indicación de mostrar posibles, los anhelos populares en todos los estamentos sociales; en una palabra todos fueron seducidos por lo que fue llamado, “El Reino de los Cielos en la Tierra”.
No hizo falta que apelaran a un mesías, ni a un dictador que se hiciese del mundo, ni de un grupo politizado, nada de lo conocido como coercitivo fue utilizado. Solo la pacífica inducción de la frase del Cesar: “Ellos lo quisieron”.
La famosa pirámide de Maslow fue rápidamente sustituida por una novísima versión, “La Nueva Visón de Maslow”. Se dejó de lado la forma piramidal y se adoptó una estrella de ocho puntas que simbolizaba una espiral evolutiva, la que explicaron como la perpetúa senda del humano hacia la perfección, dejando de lado fronteras de todo tipo e ideología.
Sacaron a la luz del pueblo, todas las tecnologías guardadas para manipular el mercado y entre ellas, como un bello caballo de Troya, iba el componente definitivo para ganar las voluntades; le llamaron “Virtual Emotions” (V.E.) o Emociones Virtuales Inducidas, pero la última palabra la obviaron, no querían que se supusiese que había de por medio una utilización perversa para lograr sus fines.
La Viei (V.E.) apeló a la condición humana del juego, que bien explicara el historiador y teórico holandés Johan Huizinga en su libro prohibido, Homo Ludens de 1938. El juego en el ser humano es la primera condición para el aprendizaje, y siendo primaria se mantiene en el conocimiento como una herramienta de utilidad durante toda la vida. Todo tipo de relación, hasta la que llevamos con nuestro yo interno, está bajo las reglas bipolares del juego: ganar o perder. El ganar está íntimamente ligado al placer y el perder con el displacer, por lo tanto todos nos inclinamos por obtener una ganancia placentera antes que ser derrotados en una final. Y fue precisamente en esta última palabra donde centraron su objetivo: no habría fin de juego, por lo tanto se daba por sentado que existía la posibilidad de ganar siempre.
El ocio tras una reforma en la distribución de bienes, acompañado de reorientar las ansias en más o en menos de poder en cada individuo, fue una de las bases en que se cimentó el “juego”, la Viei; plástica, versátil y adecuada a cada caso en particular, la sensación es de estar jugando una partida personal contra aquellos recónditos enemigos del anhelo humano. 
Se sustituyeron la mediocridad, la pobreza material e intelectual, el poder público, hasta la violencia, por el juego; nuestro más antiguo amigo.
El sexo se ha convertido en parte de las relaciones dentro de la Viei y se practica de acuerdo a las reglas de esta, de modo que el control de la natalidad mundial pasa por una simple ecuación informática, el flip flop.
La religión y la política han sido dejadas de lado y han muerto de aburrimiento, no es excitante la fe ni el poder.
Y fueron más lejos; el miedo, el ego y el dolor son manipulados por la Viei de modo de ganarles en un enfrentamiento personal y con todas las garantías de obtener el premio mayor.
La Viei incorporó a lo que llamábamos “llama divina” y la uso para desarrollar un endiosamiento de lo lúdico.
Ahora todos son adeptos incondicionales a la Viei, no se concibe la vida sin ella; y la educación, el bastión que quedaba para modificar preconceptos, ha sido sustituida por una versión personalizada que logra que los conocimientos sean iguales en cualquier parte del mundo.

Los Idus tenemos aparentemente todas las puertas cerradas para infiltrar nuestros ideales, los que aparecen ante la humanidad, como réprobos y primitivos. Aunque es posible que no hayan contado con toda la historia humana y quede algún resquicio por donde colarnos y hacer posible nuestra revolución.
Llamaré milagro lo que ha sucedido; Los Idus hemos sentido de modo casi unánime e igual, un llamado de atención hacia uno de los enemigos de los humanos, no contempladas por “Ellos”.
Al estar segregados y perseguidos como focos insurgentes del bienestar global, nos hemos visto en la obligación de vivir en sitios deshabitados, hostiles y particularmente dejados en el olvido de “Ellos”. 
Algunos lo hacemos en las profundidades de cavernas inexploradas, otros en burbujas autosuficientes en fosas marinas, pocos bajo la superficie terrestre y unos en lugares tan inhóspitos que la vida no existe en miles de kilómetros, haciéndonos aislados por completo de cualquier contacto con un par.
En las incursiones que hacemos por los alrededores de nuestros hábitats, nos hemos encontrado con una antigua arma desactivada que podría ser la herramienta que necesitamos para generar el caos y la avería casi permanente de la Viei, principal artilugio del control general.
Cuando se planteó un ataque a la central de la Viei, hubo primero que localizar su emplazamiento. Cada uno de Los Idus lo buscamos en lugares que la lógica nos indicaba como posible. Nos imaginamos los escenarios más extraños, como así los de mayor invisibilidad; desde que tuviesen una estación espacial, hasta que se hubiesen sumergido en lo más profundo del planeta; no hubo ningún resultado positivo. Literalmente no estaban.
Se pensó en una forma globalizada, inserta en los billones de aparatos inteligentes, convertida en una monstruosa red símil orgánica que manipulara el sistema desde todos los puntos a la vez, pero tampoco estaba allí.
Se buscó en sitios imposibles de hallar, fuera y dentro del planeta, sin ninguna solución.
Al fin y hartos de indagar, dimos con lo inesperado, la Viei tenía una base, un lugar físico desde donde emanaba toda la información necesaria, estaba instalada en modo de red en varias especies animales, que portaban en sus adn las condiciones de un chip biológico, con capacidad de transmitirse de padres a hijos sin que se alterase su constitución. Habían elegido a los cánidos, los felinos, algunas aves y lo sorprendente fue que quienes llevaban el chip generador, eran las moscas de la fruta, un insecto que pasaba desapercibido.
Ese era ahora nuestro objetivo primordial, la mosca.

El descubrimiento que se hizo fue de miles de recipientes con un potente insecticida que fue prohibido en comienzos del año 2000, y que la empresa productora no destruyó, sino que ocultó enterrándolos bajo toneladas de tierra y residuos.
Cada tanque de 200 litros estaba junto a uno de 10 litros.
La etiqueta se mantenía en algunos muy poco legible, pero lo suficiente como para saber sus efectos y utilización. Luego de revisar miles de ellas y armar el puzle de sus trozos legibles, se llegó a una conclusión, se podía usar aún.

Se hicieron pruebas que resultaron de total exterminio del insecto.
Solo quedaba organizar un ataque masivo, pero el impedimento de nuestro asilamiento nos ponía a prueba.
Pero la ayuda vino del cielo. 
Un grupo de Idus tenía una vieja nave que se experimentó como fumigadora de la mesósfera, no utilizaba combustible y tenía la capacidad de circunvolar el planeta en 24 horas durante 2 años consecutivos y sin bajar a tierra. Se puede alimentar con el pesticida por medio de globos estratosféricos que bombeen los componentes, los que se mezclan en las mismas nubes que haya en la estratósfera, y estas hacen llover el veneno sobre los insectos. Una solución que hemos visto, dará un resultado en un 100% de efectividad.
Por primera vez nos hemos comunicado, hemos roto el “silencio de radio” al mejor estilo de la II Guerra Mundial, y se ha fijado una fecha con cinco puntos de acción, uno en cada continente. Cada uno de ellos tendrá que tener sus respectivos globos de abastecimiento e iniciaremos la fumigación global usando a la nave como vector-bombardeo. Somos conscientes que la acción puede llegar a ser detectada por “Ellos” y destruida la nave, para ello se ha pensado en el uso de globos similares a los abastecedores. Como esto requerirá de mayor número de Idus, se pondrá en movimiento un accionar de captación de adherentes poco contaminados, estimamos que debe haber un mínimo porcentaje que se halle entre una y otra realidad, a quiénes se puedan sumar a la causa.
Las variables tienes componentes aleatorios y volátiles, que no garantiza que la acción sea totalmente un éxito, pero dentro de la desesperante situación es lo que queda como posible en nuestras limitadas posiciones.

Por las noches no puedo conciliar el sueño debido a las alternativas dispares, que se presentan adversas a lo que nos hemos propuesto; vago por los alrededores buscando respuestas que no hallan eco; nada se da por sentado en estos casos, son innumerables las probabilidades de fracaso y nada está bajo control. 
Todo está sujeto con alfileres.

El día fijado será dentro de tres semanas, la comunicación entre los Idus es prácticamente nula y eso hace que cada uno viva sus expectativas de modo diferente.

Cuenta regresiva. Diario personal.
Día T-20. Serán 20 días de constante ansiedad. He vuelto a fumar hierba para aplacar los sentimientos de depresión o de euforia desmedida.
Día T-18. En mi zona, he puesto en situación de despegue a los dos tipos de globos. Poco sé de lo que ocurre con las brigadas de captación de adeptos, no quiero pensar en ello.
Día T-15. He recibido una breve comunicación de la red interna. Todos dicen estar listos y hay una propuesta; adelantar la fecha 7 días. Al final hemos aprobado la idea.
Día T-8. Solo una semana y los nervios me consumen. No como ni duermo, parece que estuviese lleno de hormigas… o peor, de moscas de la fruta.
Día T-4. Es inminente la acción. Llega una nueva comunicación urgente, se propone quitar dos días más, lo que nos sitúa a solo 40 horas de lanzamiento. Lo aprobamos.
Día T-1. Ya es imposible esperar mucho más. Hay una noticia no confirmada que dice que las brigadas de captación han conseguido con éxito el número que se propuso y que hay más a la espera de incorporarse. El hastío del sistema sigue produciendo anticuerpos sociales y eso no hace más que aumentar la responsabilidad y el agobio.
Día T-0. La hora es coincidente con la que tengo en mi zona, soy el primero en la lista de lanzamiento; la nave hace 4 días que se mueve en la mesósfera y llega a mi punto de abastecimiento dentro de 3 horas. Estoy preparado. El cielo se presenta limpio y calmo en cuanto a vientos, esto augura un buen acoplamiento del globo con la nave. No quiero hacer ningún cambio de último momento, aunque tenga dudas del instante justo en que debo accionar el globo.
Día T-0, hora 0. Acciono el disparador. Es tan simple el acto que me parece ridículo lo que he hecho; he entonado una vieja canción y con la mano izquierda en el pecho, he encomendado a un dios olvidado, la certeza del lanzamiento; sin quitar mi mano del pecho, la derecha accionó el botón. 
Alea iacta est, la suerte está echada, son mis palabras mientras el globo asciende y se pierde de vista. Me relajo y caigo de espaldas en la tierra estéril. Me despojo de todos los miedos y las ansiedades, el balón está en la otra mitad del campo de juego.
Una a una se suceden en el mundo situaciones similares a lo largo de 28 horas interminables, se carga, se fumiga, se sigue volando y nuevamente a repetir la operación, hasta dónde se sabe no hay réplica del sistema, “Ellos” no parece que se hayan percatado de lo que sucede.
Día T+15. Se ha fumigado una gran parte del mundo, al menos sobre las principales ciudades y esto está asegurado. He ido a verificar el siguiente globo que he de lanzar. Tuve un extraño presentimiento, pero lo he desechado pensando que soy demasiado pesimista.
Al regresar a mi caverna, en el final rocoso de esta he hallado unos insectos muertos. No le hubiese dado importancia, pero los observé por largo rato. Eran 23 abejas. La memoria me ha llevado al Cesar, 23 puñaladas en su asesinato.
Día T+82. La operación comienza a dar frutos. “Ellos” han entrado en pánico, aunque no se sabe bien cuál es la razón, porque parece no obedecer a la pérdida de sus vectores insectiles, sino a algo de mayor importancia que no conocemos.
Día T+129. He hallado más abejas muertas, literalmente están lloviendo sobre todo el planeta. Una comunicación de la red interna ha llegado, dice lacónico el que la escribió: 
“Compañeros Idus, nos equivocamos. Hemos matado la mosca vector, pero también las abejas que quedaban. Lo siento mucho, es nuestro fin.”





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