SALVEMOS EL SILENCIO REFLEXIVO



Temida por muchos y endiosada por otros tantos, la red global de internet ha sido la puerta grande, inmensa, para que el mundo se conociera entre sí en un parpadeo; esto generó la entrada en la Era de la Comunicación Virtual y con ello un cambio en las reglas de juego para muchas acciones sociales humanas, desde las financieras hasta las domésticas, desde la conquista de territorios hasta el ocio más bizarro.
Pero esto es más que sabido y se ha dicho has el hartazgo.
En realidad como copete de una nota no aporto nada novedoso.




Tampoco lo haré si digo que en realidad el ser humano en muchos aspectos sigue comiéndose la cola como la legendaria serpiente Ouroboro; en un circuito cerrado recorre una y otra vez el mismo camino olvidándose de lo que hizo y descubrió en una época, para asombrarse con adelanto moderno que el realidad lo había hecho miles de años antes, pero…se había olvidado de ello.
Así ha pasado por ejemplo con una jeringuilla que los Romanos inventaron en su tiempo para extraer las cataratas oculares, muy simple y de una construcción casi perfecta, tanto que es similar a las que se utilizan actualmente producto del desarrollo de la Era Industrial en adelante.
¿Qué ocurrió entre aquel artefacto romano y el actual? Pues nada, alguien lo dejó en un cajón y fue dado en desuso pasando a un método cruento y poco efectivo, tal vez por razones de índole religiosa o política, hasta que pasados varios siglos un iluminado regresó al mismo punto en que estaban aquellos de las corazas de latón en el pecho y lo leones en el circo.
Ridículo sinceramente.



Casos como este está plagada la historia no revisada a consciencia y creemos que un Leonardo o un pueblo como los Egipcios pudieron recibir instrucciones de extraterrestres, ¡Ja!, es que somos fáciles para buscar explicaciones en los cielos en lugar de pensar que el cerebro humano solo utiliza, en el mejor de los casos apenas un 9% de su capacidad cuando se reúnen la curiosidad, el ambiente propicio, la falta de reglas estructuradas, la ausencia de límites religiosos, el incentivo familiar, la buena nutrición, la oportunidad y los maestros adecuados. Solo así se logra extraer del cascarón unas gotas de ingenio, porque en el resto de la masa permanecen en un estado de ignorancia supina.
Regresando a la Era de la Comunicación Virtual, esta ha provocado que como en un campo hiperfertilizado al mejor estilo de los Monsanto, florecieran las vocaciones dormidas de todos aquellos que accedieron al Word y se convirtieron en escritores del día a la mañana, o en periodistas si agregaron un vídeo de You Tube y lo colgaron en una red social como Facebook, o fueron pintores extravagantes con el Paint, fotógrafos ingeniosos aunando los móviles, Picasa, Photoshop y Flickr o Instagram; ahora son comerciantes de éxito por medio de E-Bay, Milanuncios y similares, o chef de entrecasa con sus blogs de recetas milenarias sacadas a las pobres abuelas que no paran de cocinar para las nietas que se la pasan en el ordenador transcribiendo sus hazañas. Esto también ha dado que hablar a la política, la Maldita Política que nos somete a diario y que en un momento temió que fuese su ruina tanto tuit suelto por allí diciendo de sus sandeces, han hallado que las redes sociales son la mejor manera que controlar el estallido social, porque mientras el pueblo se descargue en putear al gobernante de turno en 140 caracteres o en un comentario soez sobre su gestión y persona, se quedará más a gustito en su casa y ya no tendrá tantas ganas de salir a sacar de una patada en culo al corrupto de turno (cosa que aún no comprenden algunos dictadores que prohíben a internet en sus pueblos, pero que ya caerán en cuenta).
Este golpe de amateurismo global y masivo, espontáneo y en muy poco tiempo ha hecho que los que se dedicaban a las artes, que habían tardado años quemando pestañas y las fortunas de sus progenitores, amantes, vecinos y amigos en pos de una gloria que alcanzarían algún día en esta o la otra vida, quedaran desplazados por completo, con una mano atrás y otra adelante.
De poco les puede servir aferrarse a que su estilo depurado es mejor o que posee la riqueza de la búsqueda esencial de la verdadera naturaleza de un personaje, de un sonido, de la armonía perfecta o de la perspectiva sugestiva que de la profundidad tal para que salga de la bidimensionalidad del cuadro; nada eso, lo que hoy es necesario es el arte efímero, instantáneo, pasajero, fugaz, para vivirlo a la velocidad del Bugatti Veyron (más de 420 km/h) o de la fibra óptica de 100 Mb/s.
Quiero hacer un paréntesis aquí.
El uso de la fibra óptica es relativamente nuevo; en 1952 el físico Kapany utilizó por primera vez una fibra óptica para enviar un mensaje, pero resulta que los Griegos ya lo usaban para hacer lo mismo con espejos y en 1792 el francés Chappe envió un mensaje con el mismo método en 16 minutos a través de 200 km; lo que nos regresa a la cosa esa de la serpiente que merienda su cola, el Ouroboro.
Vuelvo; la Velocidad es a la par de la Era Comunicacional el símbolo de lo que exige la sociedad en estos días. Las relaciones personales tienden a ser menos duraderas para poder vivir más experiencia en esta “vida tan corta”, el slogan que “vivir el momento” es uno de los más populares, la queja que “el tiempo es poco para vivir todo lo que se desea” es una de las mayoritarias, el estrés por ansiedad de poseer y no tener tiempo de adquirir es casi común en las poblaciones cosmopolitas, el cambio de Eras se suceden cada vez más rápido, y todo esto atenta contra aquello que se suponía que debía ser necesario para deleitarse ante una obra de arte, ese tiempo de maduración del placer que se extendía por minutos de largos silencios frente a un lienzo, o al repaso de tramos de un escrito para reflexionar, o al gusto de los extensos momentos de un solo de violín alargando una nota.
Lo que toca es el “ya” y pronto que viene la próxima porque debemos vivir a tope y absorber el máximo posible, aunque sea al reverendo pedo, que no lo usaremos para nada pues lo olvidaremos al paso de unos minutos en un cerebro sobresaturado de información (esto se llama “Infoxicación”)
Este mal, la Infoxicación producida por el “Ya” y la Era Comunicacional Virtual, mata al Silencio Reflexivo; sin este lapso, el ser humano se vuelve un “Idiota al servicio de la Masa”, una oveja en un redil que es alimentada para el engorde en desprecio de la calidad.
Pero es lo que ha elegido la Sociedad.
Y “Vox Populi, Vox Dei”.



Hasta ahora una crítica, ¿Y la solución?
Ninguna…dejar que la Masa Idiota siga su rumbo circular y aquellos que comprendan que no quieren comerse el culo intoxicar a otros, sobre todo a los más jóvenes, con el virus del Silencio Reflexivo, la Curiosidad y la Vida Asombrado, luego incitarles con mala leche a que se aíslen y en algún momento formen su propio reino perdido y manden a la actual sociedad a tomar por culo.
No queda otra.
Al menos así, salvaremos algo.
SAVE THE SILENCE REFLEXIVE


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